Opinión
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Perder-perder
M

áscaras contra cabelleras. Roland Barthes escribe en El mundo de la lucha libre ( The World of Wrestling) que el poder reside no en los puñetazos, sino en los símbolos: Lo que se presenta al público es el gran espectáculo del sufrimiento, la derrota y la justicia. La lucha presenta el sufrimiento humano amplificado con las máscaras, la lucha es el único deporte que proporciona una imagen externalizada de tortura. Pero aquí nuevamente la imagen está involucrada en el juego, y el espectador no quiere en realidad que sufran los competidores, sólo disfruta la perfección de la iconografía.

El (des)orden mundial. Tradicionalmente, Estados Unidos se ha centrado en un orden multilateral basado en tres pilares: las normas, los mercados abiertos y los derechos humanos. Se trataba de un liberalismo en el sentido de los derechos políticos. Por el contrario, la administración de Trump se basa en la arbitrariedad, la dominación y la desigualdad entre los actores del sistema internacional.

Los nuevos espectadores. Hoy el teatro político se dirige a dos audiencias: la humana y las algorítmicas, como señala Kyla Scanlon en su texto “ How the US-China Trade War Became Political Theater” (mayo 15 de 2025). Todo tuit relevante –por quienlo emite o por el momento en que lo emite–, todo escalamiento en la retórica se amplifica en las redes sociales, que recompensan el involucramiento del espectador, independientemente que expresen una ilusión de larealidad.

Deal or no deal. Para Trump, los deals no son una prueba de lealtad: son una prueba de dominio. Si cedes en el acuerdo, siempre te pedirán más, porque habrás mostrado tu debilidad ante el consorcio trumpiano. Los verdaderos tratos no se hacen a partir de la retórica, sino de las reuniones y acuerdos fuera del dominio público.

China. Cada vez queda más claro que en el proyecto estratégico de Trump y sus oligarcas, el enemigo a largo plazo es China. El actual intento de repliegue de zonas conflictivas en el mundo y la construcción de una fortaleza estadunidense corresponde con esos propósitos. Pero a corto plazo su verdadero enemigo social, político y, sobre todo cultural, es la Unión Europea.

Branko Milanovic citando el artículo de John Mearsheimer “ War and International politics” (de acceso libre) presenta una versión sucinta de la teoría realista de las relaciones internacionales aplicada al mundo multipolar contemporáneo. Para Mearsheimer el error fundamental de los analistas de la coyuntura mundial, en especial de los economistas, es que conceptos como la competencia en temas de seguridad y la correlación de fuerzas, fundamentalmente decisivos para el estudio de la coyuntura mundial, no tienen un espacio en la economía convencional. De suerte que la actual guerra de aranceles sólo es entendida como una disputa económica sobre todo entre China y Estados Unidos, en todo un país gana y otro pierde, el juego de suma negativa; cuando en realidad nos enfrentamos a una relación en donde Estados Unidos a través de sus consumidores y muchas corporaciones van a perder, pero también China y sus inversores y consumidores van a perder. Es decir se trata de un juego de perder-perder para ambos.

La política económica de perder-perder es exactamente lo que busca el gobierno de Trump. La exigencia central de la seguridad nacional vista por las élites en el poder es que los costos impuestos a China –en términos de crecimiento más lento, retraso en el desarrollo tecnológico, etcétera– sean mayores que los costos equivalentes a Estados Unidos.

México. ¿Qué hacer frente al intervencionismo? El expansionismo estadunidense ha sido el mismo desde su origen y para México esta nueva versión imperialista (desde Panamá hasta Canada y Groenlandia), representa una amenaza existencial. El politólogo Abraham Newman prefiere usar en vez de imperialismo, el término de neomonárquico para describir a Trump. Las relaciones internacionales no se rigen por las normas sino por la palabra del rey.