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Fuck Trump, ICE y los demás // Paisanos responden a la agresión // Sheinbaum: no a redadas y violencia

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▲ Manifestantes marchan desde el ayuntamiento de Los Angeles al centro metropolitano de detención, luego de protestas del sábado contra las redadas de migrantes.Foto Ap
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untual ha sido el veredicto de la comunidad mexicana en Los Angeles a la violenta pretensión del inquilino de la Casa Blanca de acabar con ella: fuck ICE (Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos), y de pasadita fuck Trump, y lo mismo para la Guardia Nacional (y su ilegal despliegue) y todo aquel que intente violentarla. Y esa ha sido la respuesta histórica de nuestros paisanos desde que los gringos robaron más de la mitad de nuestro territorio, del que formaban parte Los Angeles (ciudad agredida por el empresario-presidente) y, desde luego, California toda.

Así es: Estados Unidos no sólo robó alrededor de 2 millones de kilómetros cuadrados de territorio mexicano, sino que, en su pretensión de limpiar étnicamente al país, a lo largo de los años (desde hace 177) y de la forma más salvaje insiste en expulsar a nuestros paisanos (originarios, sus descendientes nacidos allá en segunda, tercera y demás generaciones, y a los inmigrantes indocumentados), evadiendo toda posibilidad de concretar un amplio acuerdo migratorio. Qué raro: las redadas nunca incluyen a otras comunidades de origen foráneo, especialmente europeo (Trump es descendiente de inmigrantes alemanes y escoceses).

El delincuente Donald maneja Estados Unidos como si fuera el dueño de una empresa a la que cree suya, y va y viene a capricho, según amanezca, siendo feliz si violenta a terceros; se mete donde nadie lo requiere y agrede a todo lo que se le ocurra. Es un persecutor enfermo y entre sus gustos está atentar en contra de la población de origen mexicano en particular y latinoamericano en general, lo que parece provocarle placer. Entonces debería estar en un siquiátrico o en la cárcel –por ser un delincuente condenado– y no en la Casa Blanca.

Como buen filofascista que es, Trump atribuye toda protesta a la izquierda radical, a los instigadores y alborotadores pagados. No es el único, desde luego: su secretario de la Defensa, Pete Hegseth (descendiente de inmigrantes noruegos y otrora lector de noticias en el canal Fox News de la televisión gringa) amenazó con enviar a los marines si la violencia continúa (en Los Angeles y en las zonas cercanas en las que la protesta crece) y la Guardia Nacional no da el ancho (2 mil elementos contra no menos de un millón de paisanos sólo en Los Angeles ). Qué decir de otra bestia: Kristi Noem (también descendiente de inmigrantes noruegos), secretaria de Seguridad Nacional a quien la boca no le para si se trata de agredir a la comunidad mexicana en Estados Unidos (no menos de 40 millones de personas en todo el territorio, de las que sólo 4 millones son indocumentadas; por cierto, en las elecciones presidenciales de 2024 parte de ella votó por el esperpéntico Donald).

¿Qué quiere el empresario disfrazado de presidente? ¿Aplausos? ¿Reconocimiento por la brutal represión y el ilegal uso de la Guardia Nacional y, eventualmente, de los marines? ¿Ovación por poner patas para arriba la de por sí precaria estabilidad? O, simplemente, el escandaloso operativo en contra de la comunidad mexicana, en particular, es una cortina de humo para tapar la caída de Trump en la aprobación de los estadunidenses: tras 100 días en la Casa Blanca apenas llega a 22 por ciento, la menor en las últimas siete décadas (de acuerdo con la cadena CNN).

Ante esa muestra de odio, violencia y crueldad, la presidenta Sheinbaum advirtió: no estamos de acuerdo con esta forma de atender el fenómeno migratorio; no es con redadas ni con violencia. Es sentándose, trabajando en una reforma integral, migratoria, que tome en cuenta a todos los mexicanos que están del otro lado de la frontera que viven y trabajan en Estados Unidos; son hombres y mujeres de bien, honestos, que se fueron a Estados Unidos a buscar una mejor vida para ellos y para aportar a sus familias; la mayoría ya tienen muchos años trabajando allá; no son criminales. Los Angeles (y muchas otras ciudades y localidades estadunidenses) no sería lo que es si no fuera por las mexicanas y los mexicanos que están allá. Migran por necesidad, y Estados Unidos es lo que es gracias también al trabajo de las mexicanas y de los mexicanos que viven del otro lado de la frontera y debe reconocerse; son héroes y heroínas de la patria. Y siempre un llamado a la paz, a la no violencia, a no exacerbar ninguna forma violenta de manifestación, ninguna. México los abraza.

Las rebanadas del pastel

Entonces, simple y sencillamente: fuck Donald Trump, fuck ICE, fuck Kristi Noem y fuck toda la banda de rufianes, xenófobos, racistas y supremacistas. ¡Fuerza, paisanos!

X: @cafevega