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De aniversario del ejército a fiesta personal

El cumpleaños del comandante en jefe

Trump presencia marcha de soldados, helicópteros y tanques; empresas patrocinan el desfile

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▲ El presidente de Estados Unidos, acompañado de su esposa, Melania, saludó a los asistentes, menos de los que se esperaban, en el centro de Washington.Foto Afp
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▲ Antes de la marcha de 6 mil efectivos, el ejército exhibió parte del equipo bélico en el Mall, donde jóvenes y niños pudieron interactuar con las armas.Foto Afp
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▲ La parada militar estuvo encabezada por tanques y hasta helicópteros (derecha).Foto Ap
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▲ El mandatario en la tribuna donde escuchó a personas cantarle happy birthday.Foto Ap
Corresponsales
Periódico La Jornada
Domingo 15 de junio de 2025, p. 17

Washington y Nueva York., El presidente Donald Trump convirtió la celebración por el 250 aniversario del ejército de Estados Unidos en una fiesta de cumpleaños para sí mismo, con un desfile militar que incluyó unos 6 mil soldados que marcharon, así como tanques, armas pesadas, helicópteros, aviones, y, por supuesto, bandas marciales que ocuparon el centro de la capital.

Trompetas del ejército tocaron un saludo al comandante en jefe, mientras armas militares dispararon al llegar Trump al podio de honor, acompañado de su esposa, para observar el desfile. Al tiempo que el público coreaba: USA, USA, el presidente levantó su puño frente a los integrantes de su gabinete sentados en la tribuna bajo un techo que los protegió de la lluvia, y dos tanques de 60 toneladas estacionados a sus lados. Un anunciador identificaba las diferentes unidades que desfilaban frente al mandatario.

La lluvia incesante seguramente redujo la cantidad del público que se esperaba a menos de 10 mil en el parque central de la capital, conocido como el Mall. Trump rehusó registrar lo que seguramente esperaba, una participación mucho más grande. Al concluir el desfile, el vicepresidente J.D. Vance tomó el podio para ofrecer un saludo al ejército antes de voltearse para decirle a su jefe: Feliz cumpleaños señor presidente. Vale recordar que una y otra vez autoridades insistieron en que este acto era para el ejército y no un regalo al mandatario.

Trump inició su discurso al declarar que el ejército es la fuerza de lucha más grandiosa y feroz que jamás pasó por la faz de la Tierra. Agregó que ha metido sus bayonetas al corazón de imperios siniestros, aplastando las ambiciones de tiranos malévolos; debajo de las huellas de tanques estadunidenses las fuerzas armadas han hecho huir al diablo mismo una retirada total. Una y otra vez, los enemigos estadunidenses han aprendido que si amenazas a este país, tu derrota será asegurada y tu caída completa.

Se escuchó a los asistentes cantarle happy birthday al comandante en jefe de la fuerza más letal del planeta, y el festejado pidió que Dios bendiga a Estados Unidos.

Al arranque del programa, paracaidistas se lanzaron de aviones y cayeron en el Mall; uno de ellos corrió a la tribuna para entregarle una bandera estadunidense al mandatario. Prosiguió un espectáculo poco usual –desfiles militares no son una rutina en este país–: marcharon soldados en uniformes y equipamientos históricos para recordar los 250 años del ejército.

El presidente ha buscado privatizar grandes partes del sector público, este acto no fue excepción. El anunciante al describir los contingentes del desfile, interrumpió sus comentarios repetidamente para declarar: Agradecemos especialmente a nuestro patrocinador Lockheed Martin, para después presentar a otras de las empresas contratistas privadas que fabrican las armas que se exhibieron en la parada.

El desfile y el espectáculo militar de ayer destacaron por el despliegue todo tipo de armamentos, incluidos helicópteros de ataque, tanques, bazukas, drones, perros robóticos y diferente tipo de equipamiento computarizado.

Gran parte del equipo fue exhibido sobre el Mall a lo largo del día antes del desfile. Situación que el ejército aprovechó como un esfuerzo de reclutamiento, que incluyó regalos, fotos con soldados e invitaciones a inspeccionar las armas.

En un recorrido por esta zona, La Jornada observó, entre otras escenas, a un niño de 10 años de edad que cargaba un arma antitanque, así como a dos adolescentes que probaron rifles semi automáticos y a pequeños que subieron a helicópteros de ataque Apache y vehículos blindados; otros, se sentaron sobre obuses de 155 milímetros.

No hubo referencias a la nueva misión de las fuerzas armadas de arrestar y deportar migrantes. Pero era notable de que los apellidos de los soldados alrededor de los obuses: Díaz, González, Martínez, Delfina, sugieren que ellos podrían ser inmigrantes o hijos y nietos de extranjeros.

Nadie se atrevió a recordar que el comandante en jefe que encabezó este espectáculo militar evadió el servicio militar obligatorio, bajo la justificación de una condición médica, que muchos otros de sus contemporáneos no lograron obtener.