Encuentro Sheinbaum-Trump // Protestas del fin de semana en EU // Exigir la verdad
laro, es Donald Trump el rey del caos, y a él lo que menos importa es que las calles de su país se llenen de protestas en su contra, pero de cualquier forma ésta será, seguramente, la primera vez que una Presidenta de México, o presidente, llegue a un encuentro con el de Estados Unidos apoyada con tanta fuerza por la opinión de los propios estadunidenses.
La imagen de anteayer en ese país daba idea de lo que pasa y de lo que se piensa del aquel lado del río Bravo. Mientras los cañones se mostraban en apoyo a Trump, en las calles la gente descalificaba, por lo pronto, la política migratoria de su mandatario. Sí, era la imagen de la dictadura, ninguna otra tan clara, ninguna tan amenazante, ninguna tan terrorífica.
Esa misma imagen habrá de repetirse en el encuentro Sheinbaum-Trump. La razón estará del lado de la mexicana, mientras la fuerza y la barbarie obrará del lado del caos, de Trump, por eso la mandataria mexicana, en su estilo hasta ahora efectivo, deberá exigir que cese la campaña de aquel país en contra del nuestro.
Prácticamente no hay día, desde la llegada del agente naranja
a la Casa Blanca, que no se levante un conflicto en contra de México. Aranceles, deportaciones, documentos oficiales (boletines de la embajada en México) con datos falsos y, ahora, descaradamente, acusaciones falaces lanzadas desde la misma Oficina Oval.
Esto último como un elemento muy grave en contra del gobierno de Claudia Sheinbaum porque nos advierte que el de Trump se está haciendo eco de las oposiciones no partidistas mexicanas que buscan descarrilar al gobierno mexicano actual.
Es verdad, es poco o casi nada, lo que se podría hacer como respuesta a las agresiones y la provocaciones lanzadas por el gobierno de Trump en nuestra contra, pero la firmeza de la Presidenta nos hace pensar que es posible exigirle al mismísimo Trump que pare la campaña. No se trata sólo de los migrantes, ni de los impuestos o la mentiras dolosas, es todo el conjunto, la agresión constante, la amenaza como sombra.
Más en los círculos políticos de allá que entre los de aquí, pero en ambos se dice que Sheinbaum es la única a la que es posible manejar al rey de caos, pero con Trump no vale la confianza, cualquier descuido puede ser fatal.
De todas formas, entre la población nacional, que en su gran mayoría apoya el trabajo de la Presidenta, hay confianza de que la reunión será provechosa para México y que cuando menos se podrán enmendar algunas de las medidas locas que Trump ha impuesto.
Y, entre otras cosas, no estaría mal que le saque quiénes fueron los que alimentaron la patraña de que ella, la Presidenta, había llamado a la violencia a los manifestantes mexicanos en Los Ángeles, cosa absolutamente falsa, pero lo peor es que también le mintieron a Trump, lo engañaron como la derecha mexicana ha engañado a otros gobiernos de derecha cuando buscan su intervención en México –como relata la historia–, por eso no estaría mal que diga de dónde viene la infamia. Nada más.
De pasadita
Aun ahora quienes siguen en la idea de que la reforma judicial no tenía otro sentido que el control político de las instancias de justicia del país por parte de Morena, habría que decirles que no hay nada más estúpido que ese razonamiento, si así lo podemos llamar.
Primero: levantar hipótesis sobre bases sin sustento real para tratar de evadir la realidad es una trampa que ya no funciona. Muchos más mexicanos de los que acudieron a las urnas para escoger a sus jueces saben y condenan un hecho irreversible: todas las instancias del Poder Judicial, o casi todas, para no generalizar, están aún ahora podridas de corrupción. La reforma era urgente y necesaria.
Segundo: lindo favor le hacen a Morena cuando se dice que pretende tomar el Poder Judicial en sus manos. Hay que entender que Morena no tiene sustento ideológico y no puede guiar porque no tiene rumbo, pero ya habrá tiempo para hablar del asunto; por lo pronto, para quienes siguen lamiéndose las heridas por la reforma, un solo argumento: frenar el cáncer de la corrupción tenía que suceder. Nada más.