
Martes 17 de junio de 2025, p. 22
Moscú. El conflicto armado entre Israel e Irán es para Rusia una suerte de arma de doble filo; por un lado, a más violencia en Medio Oriente, mejor para el Kremlin. Por el otro, si la escalada provoca la caída del gobierno de los ayatollah en Irán, las consecuencias para Moscú serán muy graves, estima el politólogo Andrei Kortunov, hasta hace poco director del Consejo Ruso de Asuntos Internacionales, instancia que asesora a la élite gobernante del país.
El experto sostiene –en un artículo de opinión publicado este lunes en el diario Kommersant– que la confrontación entre Israel e Irán, dejando de lado las consideraciones humanitarias y reflexionando con verdadero cinismo, en algún grado hasta resulta provechosa para Rusia
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Argumenta que esto es así al menos por tres razones: la primera, es obvio que cualquier aumento de la tensión en Medio Oriente se traduce de inmediato en la subida de precios de los hidrocarburos, incluidos los rusos. Mientras mayor magnitud adquieran los choques armados, y pueden llegar a que Teherán cierre el acceso al estrecho de Ormuz, más alta será la demanda global sobre el petróleo y el gas rusos
.
La segunda razón, sigue Kortunov, se debe a que cualquier agravamiento de la situación distrae la atención de los enemigos de Moscú respecto de Ucrania, modifica las prioridades de los programas occidentales de ayuda militar
. Tampoco es difícil pronosticar que la agenda de esa región incrementará los desencuentros entre Estados Unidos y sus aliados europeos, lo que una vez más se corresponde con los intereses de Rusia, señala.
Y por último, reflexiona, considerando nuestras relaciones de aliado con Teherán, en teoría Moscú podría ejercer el papel de mediador imparcial entre las partes involucradas y contribuir, si no a resolver el conflicto, al menos a una desescalada. Con ello podría reforzar su influencia en la región tras la caída del régimen sirio de Bashar al Assad
.
El presidente Vladimir Putin, desde los primeros ataques israelíes, se ofreció a ejercer de mediador en llamadas telefónicas al premier de Israel, Benjamin Netanyahu, y al presidente de Irán, Masoud Pezeshkian. Reiteró al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, su oferta de intermediar entre las partes beligerantes, así como de hacerse cargo del uranio enriquecido iraní en caso de llegar a un acuerdo sobre su programa nuclear.
Kortunov aprecia obstáculos para que Moscú sea aceptado como mediador: “Es un hecho incontestable: Rusia no pudo evitar el bombardeo masivo de Israel contra un país (Irán) con el cual firmó hace apenas cinco meses un acuerdo de asociación estratégica integral, que –si bien no incluye una cláusula de asistencia recíproca en caso de agresión– requiere en estos momentos algo más que declaraciones políticas de condena a las acciones de Israel”.
El articulista quizá se refería a que Irán necesita sistemas de defensa antiaérea y cazabombarderos que Rusia, en medio de su operación militar especial
en Ucrania, no parece dispuesta a proporcionarle.
Una escalada en la zona, opina el experto, podría complicar el diálogo con Washington, en el sentido de que Putin condenó la agresión de Israel y Trump, si bien dijo que no estaba al tanto de sus planes, apoyó los ataques israelíes como forma de presión adicional para doblegar la negativa de Irán a un trato
sobre su programa nuclear bajo las condiciones de Estados Unidos.
Kortunov confía en que esas discrepancias no generen una crisis en los nexos rusos con los estadunidenses. Los riesgos para Moscú a largo plazo podrían crecer aún más si Netanyahu consigue forzar un cambio de régimen en Teherán
, lo cual se traduciría en la pérdida de un aliado importante en la región, pero por ahora ese ambicioso objetivo de Israel parece inalcanzable
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Sin influencia real
Mientras, uno de los más reputados estudiosos rusos de Irán, Vladimir Sazhin, investigador del Instituto de Estudios Orientales de la Academia de Ciencias de este país, considera que Rusia no está en condiciones de contribuir a un arreglo de la crisis entre Israel e Irán.
Aunque Rusia mantiene buenas relaciones con ambos países, carece por completo de instrumentos reales para ejercer presión sobre Israel o sobre Irán
, declaró este lunes al medio digital Lenta.ru.
Entrevistado también por Bussines Online, de la ciudad de Kazán, capital de Tatarstán, Sazhin aventuró ayer cómo podría terminar el conflicto: No habrá paz duradera ni relaciones normales entre Israel e Irán mientras exista el régimen islámico, cuya doctrina ideológica principal es la destrucción de Israel como Estado. La actual situación de aguda fase del conflicto puede derivar en fase de apaciguamiento sólo cuando las partes dejen de contestar los ataques del otro
.
Esto –opina el analista– va a suceder una vez que Israel haga todo lo que esté a su alcance para destruir las instalaciones nucleares iraníes, pero no va a poder reducir a cero el programa nuclear de Irán
.
El especialista –autor de libros como Irán, uranio y misiles y El poderío militar de Irán– explica que uno de los centros de enriquecimiento de uranio de Irán, que está cerca de la localidad de Fordo, en la provincia iraní de Qom, tiene talleres a 800 metros de profundidad y los únicos proyectiles no nucleares que pueden alcanzarlos son las bombas estadunidenses GBU-57, que pesan 13 toneladas y media, y pueden ser transportadas sólo por bombarderos B-2 Spirit, armas que no tiene el ejército de Israel.
Aunque sí puede destruir parte de esas instalaciones y causar serios daños al resto. Además, Israel quiere dejar a Irán sin sistemas de defensa antiaérea y bases de misiles. Si logra estos objetivos, Israel puede calmarse e Irán también. Y los israelíes volverán a atacar si sienten que los iraníes son otra vez un peligro. Pero todo puede cambiar si Washington se inmiscuye militarme, haya o no atacado Teherán alguna base militar estadunidense en el golfo Pérsico
, concluye Sazhin.