l 2 de julio de 1954, un grupo de artistas e intelectuales se congregó en la plaza de Santo Domingo para protestar contra el golpe de Estado en Guatemala que derrocó al presidente Jacobo Árbenz, el primero impulsado por la CIA en América Latina.
Entre los manifestantes se encontraba Frida Kahlo, quien, a pesar de haber sufrido la amputación de un pie, se presentó en silla de ruedas, acompañada por Diego Rivera. Con el puño en alto y la cabeza cubierta por una mascada, su rostro reflejaba determinación y palidez, tan sólo 11 días antes de su muerte.
Entre la multitud, un adolescente de grandes lentes de pasta la observaba con mirada penetrante. Tres meses después, el 27 de octubre, se vio al mismo adolescente precoz, protestante y presuntuoso
en un concierto de Bola de Nieve en el Teatro Nacional. Publicó ambas crónicas en la revista El Estudiante, marcando el inicio de la propuesta literaria del jovencísimo Carlos Monsiváis y estableciendo dos de los temas centrales en su escritura: la organización de la sociedad civil para transformar su entorno y el espectáculo, la gozosa faena del rélax.
A lo largo de su vida, Monsiváis se mantuvo fiel a estos principios, evitando dejarse seducir por las iridiscencias de la poesía y el relumbrón social de la novela, y siempre anclando su mirada en la realidad.
Recientemente, al revisar el archivo de Monsiváis en la Monsiteca, bajo la dirección de Javier Castrejón, encontré unas respuestas garabateadas en lo que parece una fotocopia de una encuesta escolar pero que termina convirtiéndose en un ejercicio de escritura monsivaíta. Ecos de esas respuestas se encuentran en algunas de sus crónicas o de allí las tomó. A continuación, reproduzco parcialmente sus respuestas, no sólo para recordar su agudo sentido del humor, sino también porque son, a su manera, un autorretrato hecho a vuelapluma:
Nombre: Carlos Monsiváis.
Oficio: coleccionista de lugares comunes.
Lugar y fecha de nacimiento: 4 de mayo de 1938.
Nombre de los padres: Esther Monsiváis.
Peso y estatura: robustez y mediocridad.
Estudios: diversos.
Tareas o empleos actuales: respondedor de encuestas.
El principal rasgo de mi carácter: la serenidad histérica.
Mi principal defecto: la indecisión.
Mi principal cualidad: mi decisión con la que acepto mi indecisión.
En qué me gusta pasar el tiempo: leer, ver películas, revisar el periódico, hablar con mis amigos, en ver pasar el tiempo como una miniserie.
Sentido de dicha: mi vida sin el teléfono.
¿Qué quería ser de niño?: lector de tiempo completo.
¿Qué quisiera ser ahora?: senador de la República para tener todo el tiempo libre.
¿Por qué vive en la ciudad que vive?: por falla del destino.
El animal que más admiro: el gato porque administra caprichosamente su tiempo.
Mis escritores de prosa preferidos: Borges, Isherwood, Cervantes, Dickens, Paz.
Mis escritores de poesía preferidos: Whitman, Shakespeare, Eliot, Gorostiza, Villaurrutia, Sabines.
¿Qué estoy leyendo actualmente y por qué?: Tinísima, de Elena Poniatowska. Porque de antemano lo califico como un gran libro.
Mis héroes de ficción preferidos: Sally Bowles, de Adiós a Berlín; Pickwick, de Los papeles de Pickwick; Pedro Páramo.
Mis héroes de la vida real: Martin Luther King, Gandhi, Christopher Isherwood, Ricardo Flores Magón, Ignacio Ramírez.
Mis músicos preferidos: Mozart, Bach y lo que dicte la velada.
¿Qué nombre me hubiera gustado que me pusieran?: uno distinto cada día para cada día del año para que en algo justificase mis problemas de identidad
¿Qué detesto más en el mundo?: la crueldad para con los animales: la cacería, las corridas de toros, las peleas de perros.
¿Qué dones naturales me gustaría tener?: los que me atribuyen.
Hace 15 años falleció este escritor que me hizo reír y sentir la inteligencia como algo material. Su diálogo socrático, armado con preguntas, casi materializaba el ambiente. Por eso para recordarlo me pregunto ahora qué observaría en las redadas antinmigrantes y en el No Kings más allá de lo evidente; qué, en las posturas sionistas de académicos de izquierda; qué, detrás de la captura de El Mayo Zambada; del affaire del Multiforo Alicia amenazado al estilo Trump; de los 8 millones de audiencia de los medios públicos presumidos desde la mañanera frente a los 3 de La Rosa de Guadalupe; del Chat GPT; de las buscadoras o de la incorporación de los impresentables de antaño a la nueva clase política que enarbola la transformación del país vía credenciales de Morena.
Como Monsiváis ya es sólo sus lectores, nos conviene aferrarnos a sus aforismos para no zambullir a los torbellinos de estos tiempos. A este, por ejemplo: O ya no entiendo lo que está pasando o ya pasó lo que estaba yo entendiendo
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