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Tu colonia

Allí vivió Plutarco Elías Calles durante el maximato

La Anzures se distingue por su arbolado, obras arquitectónicas y grandes avenidas
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▲ Castillo de Chapultepec y terrenos del rancho Anzures, por 1920, la casa de Calles y gráficas actuales.Foto Colección Culhuacán, Fototeca Nacional https://mediateca.inah.gob.mx/repositorio/islandora/
object/fotografia%3A396123, INAH, redes sociales y Germán Canseco
 
Periódico La Jornada
Domingo 22 de junio de 2025, p. 25

La colonia Anzures, en la alcaldía Miguel Hidalgo, es considerada un oasis de tranquilidad en medio de las grandes avenidas que la rodean: Mariano Escobedo, Ejército Nacional y Circuito Interior Melchor Ocampo, donde circulan miles de autos todos los días; sin embargo, sus calles interiores son apacibles y arboladas invitan a recorrerlas y disfrutar de la arquitectura de sus casas, afirma la cronista María Bustamante.

Ubicada a un costado del Bosque de Chapultepec, guarda tesoros arquitectónicos de destacados exponentes de esa disciplina, como Luis Barragán, Ricardo Legorreta, Mario Pani y Pedro Moctezuma Díaz Infante, y en sus 44 hectáreas aún se ven edificaciones estilo art déco y californiano colonial, entre otros.

Desde su creación, hace ya más de 100 años, ha sido un barrio de abolengo que cobijó a políticos como Plutarco Elías Calles, presidente de México entre 1924 y 1928, quien estableció su domicilio en la esquina de Mariano Escobedo y Tolstoi, con vista al Castillo de Chapultepec, que en ese entonces era la residencia oficial del gobernante en turno, en la etapa conocida como el Maximato.

Uno de sus edificios emblemáticos es el hotel Camino Real, construido con motivo de los Juegos Olímpicos de 1968 por Jorge Legorreta, en el predio de Mariano Escobedo que décadas antes albergó el American British Cowdray Hospital, hoy ABC, que luego se cambió a la zona de Observatorio.

La colonia se encuentra asentada en los terrenos del rancho Anzures, que a su vez pertenecía a la Hacienda de los Morales; fue en la década de los 20 del siglo pasado que empezó a urbanizarse por la empresa London-based Central Mining & Investment Company.

Con trazo triangular, la Anzures es atravesada por otra vialidad principal, la avenida Thiers, y por su cercanía con el ÇBosque de Chapultepec se cuentan anécdotas de que en sus primeros años se llegaban a escuchar los animales del zoológico, principalmente los leones, relata Bustamante, quien agrega que quizá por esa proximidad la colonia carece de parques, aunque sus calles son muy arboladas.

La residencia de Calles, diseñada por el arquitecto Vicente Mendiola, es ahora un estacionamiento público, aunque en los pocos años que vivió allí, hasta 1936, se acuñó la frase: En el Castillo de Chapultepec vive el presidente, pero quien manda vive enfrente.

Bustamante, quien preside el Colegio de Cronistas de la Ciudad de México, agrega que las calles aledañas al Camino Real son un ejemplo de la arquitectura de mediados del siglo XX, la cual genera una armonía en todo el barrio.

Es una de las colonias que aún se mantienen bastante residenciales. Sus calles invitan a caminar, son muy arboladas y agradables a pesar de que está bordeada por avenidas muy transitadas, pero en las internas se sigue sintiendo esa paz de un desarrollo urbano original, dice la cronista, quien destaca que en las casas también se pueden ver estilos arquitectónicos como el funcionalista, moderno y el streamline moderne.

Con el paso de los años, esta zona de la ciudad se expandió hacia el norte, de ahí surgió una nueva colonia llamada Verónica Anzures, que también cuenta con legado arquitectónico importante, encabezado por la Torre de Pemex, que se inauguró en 1982, con el auge por los rascacielos y por 20 años fue el edificio más alto de la ciudad.

En este periodo se construyen este tipo de edificios como la Torre Pemex o la Torre Mexicana, muy contemporáneos; el primero, obra del arquitecto Pedro Moctezuma, que se ha convertido en un emblema de la ciudad; Bustamante agrega que en muchas fotografías de la época se puede ver el edificio en medio de la nada, con un valle de fondo porque la mayoría de las edificaciones en ese entonces eran bajas, además de que se construyó con nueva tecnología para enfrentar un terreno sísmico.

Barrio en riesgo

Pese a la buena conservación del barrio, reconoce que la Anzures enfrenta desafíos: el peligro de la gentrificación por su ubicación y conectividad privilegiada. Tenemos una infraestructura en buen estado. Siempre hay luz y agua. Son condiciones muy favorables, pese a que se trata de una colonia centenaria.

Precisamente esta condición también implica un reto, pues en muchas propiedades ya se cuenta con una tercera generación de habitantes, cuando fallecen los abuelos y si se van los hijos y los nietos, se siente una transformación más profunda.

Si bien enfatiza que aún hay muchas casas habitadas por las familias de siempre, hay otras que enfrentan esta transición de ahora qué hacemos con esta casa, si la hago oficina, Airbnb, si la vendo o si busco hacer un nuevo desarrollo inmobiliario.

Ante eso, la cronista lanza un llamado al gobierno para que barrios como la Anzures puedan sobrevivir al peligro de las inmobiliarias y la gentrificación, que poco a poco han devorado colonias emblemáticas.