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Uigur, una etnia de raíces turcas que forma la China musulmana

La música y algunas prendas de mujeres como túnicas o vestidos largos poseen un estilo de medio oriente

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▲ En la aldea Jia Yi, uigures crean instrumentos musicales artesanales tradicionales.Foto Sandra Hernández García
Enviada
Periódico La Jornada
Miércoles 25 de junio de 2025, p. 29

Sinkiang. Rodeada de desiertos, en los límites con Kazajistán se encuentra la región conocida como la China musulmana, hogar de la etnia uigur, que se caracteriza por hablar una lengua que los chinos de oriente no entienden y por tener un profundo arraigo a la música.

Korla, Kuqa y Aksu son ciudades donde habitan los uigures cuyas raíces son turcas. La mayoría de ellos son musulmanes, por lo que nombres de comercios, servicios, hoteles y señalizaciones urbanas están escritos en chino y uigur con alfabeto árabe.

La música y algunas prendas de mujeres como túnicas o vestidos largos poseen un estilo de medio oriente; en sus dibujos y murales se muestran camellos. Muchos no tienen los ojos rasgados y hablan un dialecto que según algunos chinos es una mezcla entre el mandarín y el turco. Es una China diferente, como si se estuviera en otro país.

En la aldea Jia Yi habita un grupo de uigures que se dedica a la creación artesanal de instrumentos musicales como el rawap, una especie de laúd largo que se toca similar a una guitarra. La música acompaña danzas folclóricas en las que las mujeres mueven sus brazos de un lado a otro y sus manos se mecen suavemente como caricias al aire.

Sus extensos desiertos llenos de piedras naranjas y amarillas albergan vestigios arqueológicos, aunque algunos no están abiertos al público, como las cuevas de Kizi decoradas con imágenes de Buda que no pueden fotografiarse; también una atalaya de varios metros de altura que servía de torre de vigilancia.

Uno de sus alimentos tradicionales es un pan similar al árabe, redondo, del tamaño de una pizza grande, de consistencia dura y condimentada con comino y pimienta. También empanadas rellenas de cordero, ensaladas frescas y té perfumado de menta y anís que beben incluso cuando la temperatura supera los 35 grados.

Provincia misteriosa

Korla, Kuqa y Aksu se encuentran al oeste de China, más cerca de Asia central que de Pekín. Sin embargo, comparten el mismo huso horario que la capital del país, por lo que el atardecer llega a las 10:30 de la noche. A las 9:00, las plazas aún están llenas como si fuera media tarde.

Es tan lejana que la mejor manera de llegar es en avión, pero unos minutos antes de aterrizar la tripulación exige bajar las cortinas de las ventanas para evitar que se tomen fotografías y videos del aeropuerto, donde, además, cada tanto parten aviones militares que provocan un sonido ensordecedor; mientras, en una avenida de Korla se ve un camión también militar que vigila el entorno.

Se trata de ciudades muy diferentes a Pekín o Shanghái: no poseen rascacielos, ni Metro, la señal de Internet es inestable, incluso algunas páginas web no cargan. La mejor manera de transitar es con motonetas que se rentan por aplicaciones, pues aunque son ciudades pequeñas, las distancias son largas.

Para los visitantes hay reglas: mantener contacto con el hotel, portar pasaporte todo el tiempo y avisar si se acude a un bar o centro nocturno, porque puede llegar un policía a preguntar a los extranjeros sobre su país de origen y motivo de viaje.